Hace ya más de 20 años, tuve la oportunidad de asistir a una ponencia de Antoni Albesa (Inspector de Trabajo de Barcelona). En aquel foro surgió una discusión sobre la conveniencia de que los técnicos de seguridad / prevención usaran checklist. El debate se polarizó entre quienes defendían que son elementos útiles para «quienes no saben» y quienes argumentaban, sin embargo, que podían ser herramientas de ayuda para los más expertos.
En mi opinión, el checklist se convierte en un instrumento eficaz para aquellos que deben poner en práctica las medidas de seguridad e integrarlas con sus quehaceres diarios de un modo sistemático. A menudo se produce un olvido, un despiste, un error humano que puede derivar en consecuencias graves para el servicio, la calidad del producto e, incluso, la vida del trabajador. El checklist automatiza ciertas tareas de revisión e inspección sin depender de la experiencia, destreza o memoria del operario.
En 1935 Boeing y Douglas competían por construir el mayor bombardero de la aviación americana. La propuesta de Boeing era extraordinaria. El ‘Modelo 299’ tenía cuatro motores y una envergadura de 31 metros, lo que le otorgaba gran capacidad de carga, mucho más de lo proyectado por su competencia, a la que ganaba también en velocidad y autonomía de vuelo.
En uno de los ensayos, el avión prototipo chocó contra el suelo al poco de despegar. El resultado, 2 de sus 5 tripulantes muertos. El análisis del accidente concluyó que la causa principal fue un error humano. El piloto, a pesar de ser experimentado, había olvidado liberar el sistema de bloqueo de uno de los timones que controlaban el cabeceo del avión.
Las investigaciones determinaron que era un avión complejo para un piloto, especialmente para su memoria. Boeing, que había invertido gran cantidad de recursos en aquel aparato, asumió el problema y apostó por elaborar una lista ordenada de pasos para facilitar las tareas y la toma de decisiones de los pilotos.
El uso de los checklist fue un éxito y finalmente su ‘Modelo 299’ se convirtió en el bombardero B-17, la ‘fortaleza volante’, determinante para la victoria de los aliados en la II Guerra Mundial.
A día de hoy, la industria aeronáutica civil y militar utiliza listas de chequeo. Cada modelo de avión tiene su propio checklist, que tiene que ser verificado por el piloto en cada vuelo.
También a nivel sanitario son herramientas de uso cotidiano. La OMS probó el uso de checklist para reducir el número de errores médicos en intervenciones quirúrgicas. Lo hizo en 8 hospitales de todo el mundo. Se trataba de una lista de chequeo de 28 pasos que se verificaba en 5 minutos. Su uso consiguió reducir la tasa de muerte un 47 %, las complicaciones mermaron un 36 % y evitó una nueva entrada en quirófano en un 25 % de los casos.
Después de estos resultados, nadie debería poner en duda su uso. Sin embargo, la OMS se encontró con barreras a la hora de aplicar sus checklist. Un sector de los profesionales lo consideró una carga laboral y administrativa más y una injerencia en su trabajo diario. Lo mismo que quienes defienden que las listas de chequeo son «para los que no saben».
Si la industria aeronáutica, la sanidad y otros sectores las siguen utilizando es porque tienen beneficios, pero existen diferentes trabas en su implantación:
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- Consideramos que la experiencia previa en situaciones similares es suficiente
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- Y tenemos tendencia a no reconocer nuestras limitaciones a la hora de abordar situaciones complejas.
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- Cuando nos sentimos presionados por falta de tiempo, tendemos a confiar en exceso en nuestra intuición
- Pensamos que una lista de chequeo es una tarea administrativa de control, que limita nuestra iniciativa y creatividad.
Conocer las dificultades que nos encontraremos a la hora de instaurar una lista de chequeo, nos ayudará a implantarla con éxito.
Asseguratte pretende vencer estas barreras, de modo que realizar un checklist sea mucho más sencillo, eliminando las trabas administrativas, facilitando su análisis y la comunicación de las incidencias detectadas.
Los checklist son un instrumento útil y necesario para evitar errores humanos en los quehaceres laborales diarios
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